понедельник, 18 января 2010
ИУДЕЙСКОЕ КЛАДБИЩЕ
Веселый озноб побежал к напряженным
канатам причальным,
и калитку толкнул иудей, с тем застенчивым
трепетом зябким, которым дышит изнанка
серебряного латука.
Крещеные спали, как дети,
и вода ворковала голубкой,
и доска маячила цаплей,
и свинец превратился в колибри,
и живые, еще не усопшие узы огня
наслаждались вечерними сальто
могильной цикады.
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Крещеные плыли, как дети, а толпились
у стен иудеи --
в единственном сердце голубки
всем хотелось укрыться скорее.
Крещеные дочери пели, а иудейки смотрели,
на желтую смерть смотрели
единственным глазом фазаньим,
ужасающе остекленелым от вселенской
тоски пейзажей.
Хирурги бросают на никель резиновые перчатки,
как только в ногах почувствуют
вздрогнувшие покойники
ужас иного света, света луны погребенной.
В бездонный покой госпитальный
ползут нерушимые боли,
и покойники молча уходят,
сбросив будничной крови лохмотья.
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Калитку толкнул иудей,
он был иудеем и не был причалом,
а к нему приплывали снежные лодки
и плавно взбирались по лесенкам сердца:
снежные лодки, вестники мести
для водяного, который их топит,
снежные лодки, могильные лодки,
кто увидит -- потом ничего не увидит.
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18 января 1930
(Перевод Юнны Мориц)

Нью-Йорк, Queens, еврейское кладбище.
Cementerio judio
Las alegres fiebres huyeron a las maromas de los barcos
y el judio empujó la verja con el pudor helado del interior de la lechuga.
Los niños de Cristo dormían,
y el agua era una paloma,
y la madera era una garza,
y el plomo era un colibrí,
y aun las vivas prisiones de fuego
estaban consoladas por el salto de la langosta.
Los niños de Cristo bogaban y los judíos llenaban los muros
con un solo corazón de paloma
por el que todos querían escapar.
Las niñas de Cristo cantaban y las judías miraban la muerte
con un solo ojo de faisán,
vidriado por la angustia de un millón de paisajes.
Los médicos ponen en el níquel sus tijeras y guantes de goma
cuando los cadáveres sienten en los pies
la terrible claridad de otra luna enterrada.
Pequeños dolores ilesos se acercan a los hospitales
y los muertos se van quitando un traje de sangre cada día.
Las arquitecturas de escarcha,
las liras y gemidos que se escapan de las hojas diminutas
en otoño, mojando las últimas vertientes,
se apagaban en el negro de los sombreros de copa.
La hierba celeste y sola de la que huye con miedo el rocío
y las blancas entradas de mármol que conducen al aire duro
mostraban su silencio roto por las huellas dormidas de los zapatos.
El judío empujó la verja;
pero el judío no era un puerto.
y las barcas de nieve se agolparon
por las escalerillas de su corazón:
las barcas de nieve que acechan
un hombre de agua que las ahogue,
las barcas de los cementerios
que a veces dejan ciegos a los visitantes.
Los niños de Cristo dormían
y el judío ocupó su litera.
Tres mil judíos lloraban en el espanto de las galerías
porque reunían entre todos con esfuerzo media paloma,
porque uno tenía la rueda de un reloj
y otro un botín con orugas parlantes
y otro una lluvia nocturna cargada de cadenas
y otro la uña de un ruiseñor que estaba vivo;
y porque la media paloma gemía,
derramando una sangre que no era la suya.
Las alegres fiebres bailaban por las cúpulas humedecidas
y la luna copiaba en su mármol
nombres viejos y cintas ajadas.
Llegó la gente que come por detrás de las yertas columnas
y los asnos de blancos dientes,
con los especialistas de las articulaciones.
Verdes girasoles temblaban
por los páramos del crepúsculo
y todo el cementerio era una queja
de bocas de cartón y trapo seco.
Ya los niños de Cristo se dormían
cuando el judío, apretando los ojos,
se cortó las manos en silencio
al escuchar los primeros gemidos.
New York, 18 de enero de 1930.
@темы:
FGL, Poeta en Nueva York