Сегодня -- юбилей еще одного стихотворения. Это уж точная дата,) день в день. "Infancia y muerte" -- "Детство и смерть" -- было написано 7 октября 1929 года. Лорка послал это стихотворение из Нью-Йорка Рафаэлю Мартинесу Надалю, приписав: “...para que te des cuenta de mi estado de ánimo” (чтобы ты мог понять, что у меня на душе, какое состояние духа). Судя по стихам, состояние духа было предельно мрачным.
...Когда Л. вернулся из Америки, Мартинес Надаль отдал ему это стихотворение. Лорка начал читать, но потом сказал: "Нет, не могу" -- и вернул листок Надалю. Не смог читать, было слишком тяжело. Позже Надаль опубликовал эти стихи -- сильно позже,) в 1975 году, в Оксфорде, где преподавал. Из-за поздней публикации "Детство и смерть" не входило во многие издания "Поэта в Нью-Йорке". И на русский оно переведено не было, к сожалению. Так что есть только испанский текст.
читать дальшеInfancia y muerte
Para buscar mi infancia, ¡Dios mío!,
comí naranjas podridas, papeles viejos, palomares vacíos,
y encontré mi cuerpecito comido por las ratas
en el fondo del aljibe con las cabelleras de los locos.
Mi traje de marinero
no estaba empapado con el aceite de las ballenas,
pero tenía la eternidad vulnerable de las fotografías.
Ahogado, sí, bien ahogado, duerme, hijito mío, duerme,
niño vencido en el colegio y en el vals de la rosa herida,
asombrado con el alba oscura del vello sobre los muslos,
asombrado con su propio hombre que masticaba tabaco
en su costado siniestro.
Oigo un río seco lleno de latas de conserva
donde cantan las alcantarillas y arrojan las camisas llenas de sangre.
Un río de gatos podridos que fingen corolas y anémonas
para engañar a la luna y que se apoye dulcemente en ellos.
Aquí solo con mi ahogado.
Aquí solo con la brisa de musgos fríos y tapaderas de hojalata.
Aquí, solo, veo que ya me han cerrado la puerta.
Me han cerrado la puerta y hay un grupo de muertos
que juega al tiro al blanco y otro grupo de muertos
que busca por la cocina las cascaras de melòn
y un solitario, azul, inexplicable muerto
que me busca por las escaleras, que mete las manos en el aljibe
mientras los astros llenan de ceniza las cerraduras de las catedrales
y las gentes se quedan de pronto con todos los trajes pequeños.
Para buscar mi infancia, ¡Dios mío!,
comí limones estrujados, establos, periòdicos marchitos,
pero mi infancia era una rata que huía por un jardín oscurísimo,
una rata satisfecha, mojada por el agua simple,
una rata para el asalto de los grandes almacenes
y que llevaba un anda de oro entre sus dientes diminutos.
7 octubre 1929